RESEÑA HISTORICA

Nuestro fundador

Esta idea, la del amor por la tierra chica, explica de alguna manera la existencia de un hombre excepcional: Don Antonio Romero Guzmán, nuestro fundador.

Nació el 21 de junio de 1896 y falleció el el 26 de enero de 1984.


Don Antonio, vivió sus primeros años en Guaduas, en un momento difícil de nuestra historia, pues en esa época ocurrió la guerra de los Mil Días y Colombia sufrió la pérdida de una zona muy importante como Panamá.  Don Antonio  mencionaba que buena parte de estos años en su casa de  hacienda familiar en  la vereda el Perú del Municipio de Guaduas.

Por razones de supervivencia, su familia se trasladó a Bogotá, donde realizó estudios con las Hermanas de la Caridad y los Hermanos Cristianos, luego estudió en el colegio de San Bartolomé, y finalmente en el Instituto Técnico Central donde estudió Ingeniería Mecánica,  carrera que no terminó debido al temblor ocurrido en 1919 y que obligó al Instituto a clausurar sus actividades.

Con el tesón característico de su personalidad, fundó en 1930 en EEUU un taller de mecánica, en alianza con George Hetch, personaje que luego sería importante en la materialización del sueño de Don Antonio: ayudar a niños y jóvenes de escasos recursos de Guaduas. Al comienzo, dicha empresa contrató con el estado y logró sobrevivir a la gran depresión, evitando la ruina y logrando  finalmente orientar su objetivo a la construcción de diversos equipos para las fábricas de llantas, con lo cual nació  Romero Metal Products.

Con la prosperidad de la empresa surgió el deseo de parte de Don Antonio de ayudar a estudiantes de escasos recursos económicos.

Fue así como en el año 1964, al retirarse de la empresa, comenzó a ayudar económicamente a algunos estudiantes  del Instituto Central de Bogotá  y a partir de 1967, a algunos jóvenes de Guaduas.

Doña Dolores Romero de Marroquín y doña María   Romero, sus hermanas, quienes estaban radicadas en Guaduas, lo apoyaron en esta labor, y compartían con su hermano el deseo de ayudar a los Guadueros.

Don Antonio tuvo un sueño que hizo realidad, ayudar a niños y jóvenes de escasos recursos de Guaduas y pensaba que esta ayuda se extinguiría si no lograba crear un mecanismo adecuado para hacerlo de manera organizada.  Y fue un colombiano, Ernesto Cruz Manrique, Abogado, quien le sugirió la creación de una fundación sin ánimo de lucro.

Fueron numerosas las diligencias y trámites, hasta que el Ministerio de Justicia Colombiana expidió la resolución 2692 del 3 de agosto de 1970, avalando  esta iniciativa y en ese momento nació la Fundación Antonio Romero Guzman.

Don Antonio, decidió  trasladarse a Guaduas, la tierra de sus afectos, en el año de 1967 y trabajó con ahínco en el impulso de la naciente fundación.

Innumerables fueron las personas que se unieron a esta noble causa: Ernesto Ruiz, Rafael Suarez, Hernando De Guzmán, Jorge Guzmán, Miguel Antonio Vinchira, entre otros, y han sido numerosas las personas que a lo largo de la historia de se han vinculado a ella.

La Fundación Antonio Romero no sólo ha apoyado económicamente a los estudiantes del municipio de Guaduas; también con recursos de la fundación se construyeron la casa de la Juventud, aledaña a la Casa Cural de la Catedral San Miguel y El Colegio Parroquial  de La Consolata.

La huella de la Fundación Antonio Romero Guzman, constituye un ejemplo de la calidad humana e intelectual de este hombre.

  La constancia e independencia ha permitido que la Fundación sea la institución privada más destacada de toda la historia   de Guaduas. A los 46 años de vida institucional, teníamos ya más de 670 estudiantes beneficiados con una beca o auxilio educativo, cifra que  nos motiva todos a continuar apoyando a esta noble entidad ejemplo de entrega desinteresada para los que más lo necesitan